Otra vez la semana pasada, en su excursión a Bolivia, el presidente Fox consideró que era oportuno recordarnos que no se siente político, sino empresario. Lo dijo como cosa divertida, riéndose de antemano de las críticas de la prensa.
No he leído el libro del General Antonio Riviello Bazán, de modo que podría estar malinterpretando lo que dice: los tres o cuatro pasajes que transcribe Milenio son por lo menos inquietantes.
La semana pasada se aprobó la integración de la nueva Comisión Europea, bajo la presidencia de José Manuel Durâo Barroso. El Parlamento había rechazado la primera propuesta del presidente
Pocas veces habíamos oído tan solemne y definitivo a Santiago Creel. Salió la semana pasada a defender su programa de reformas del sistema político
En estos días es casi inútil –también a veces abrumador- detenerse a pensar en lo que los políticos dicen. Es todo repetido, de una vulgaridad lamentable. Resulta mucho más interesante mirar sus gestos, lo que dicen sin querer o sin […]
Lo más grave que hay en la ambición de Martha Sahagún es que sea necesario hablar de ella, porque efectivamente está en el centro de la vida pública.
Por lo visto, hubo quienes se sorprendieron con el resultado de la elección, sobre todo entre los partidarios del “cambio” dentro y fuera del gobierno. No obstante, después del desconcierto de los primeros días, han encontrado una explicación tranquilizadora
Escuchar a nuestros políticos suele ser desconcertante: da la impresión de que no tienen ni idea de lo que sucede en el país. Han adoptado unas cuantas muletillas para salir del paso y no aciertan a decir nada más.
Se puede decir más alto, pero no más claro: el Presidente Fox no se siente responsable y no acepta que se le considere responsable de la marcha del país.
Es difícil saber lo que significa la reciente trifulca del PRI. Parece razonable que haya algo más, aparte de la desinhibida ambición de unos cuantos notables. Pero no llega a entenderse bien.